Las circunstancias en 2021 nos llevaron a un Bicentenario de la mano con un presidente representativo de los intereses populares. Para muchos, Pedro Castillo y sus propuestas de tinte socialista significaban el comienzo de un Perú más soberano y justo; entender la salud y la educación como derechos fundamentales y no como servicios era uno de los pilares de la propuesta del profesor y la organización política que lo respaldaba. Con este panorama, Pedro Castillo fue visto como una amenaza mortal para el sistema putrefacto que somete al Perú desde hace más de doscientos años y cuya virulencia se ha agudizado desde el año 1993.
Luego de la primera vuelta, los peruanos hemos sido testigos de una de las campañas electorales más polarizadas y turbias de la historia peruana, teniendo como rivales a la hija de la corrupción versus la esperanza de cambio representada en un dirigente sindical. De ese modo, se entiende que la presidencia de Pedro Castillo nació siendo muy vulnerable.
El 7 de diciembre de 2022 fue la fecha que marcó el punto más álgido del fracaso del modelo republicano peruano. El presidente Castillo no solo renunciaba al acoso político al que era sometido sistemáticamente, sino que proponía, al menos de forma discursiva, una salida democrática y popular: la Asamblea Constituyente.
Este evento desesperado, el encarcelamiento ilegal de un presidente legítimo, y las revueltas que se dieron en diferentes regiones del país marcan el fin de la poca fe que se tenía al modelo político actual, vigente desde el año 93.
A lo largo de 30 años el Perú ha tomado el camino de la liberalización económica bajo los términos impuestos por el FMI y ha logrado estabilidad a nivel macroeconómico, pero ha dejado a un país quebrado en lo social, siendo la anemia infantil, la tuberculosis, el hambre y la muerte los verdaderos indicadores de un país caído en desgracia.
Con la Caída de Castillo, se resquebrajó la legitimidad de las instituciones del país al verse claramente la inmundicia que las compone: el Congreso, las FF.AA., los partidos políticos tradicionales, etc., quedaron más que nunca al descubierto y listas para la refundación.
Aunque no exento de críticas y análisis, el discurso del 7 de diciembre de 2022 del presidente Pedro Castillo ha dado inicio a un proceso de politización de la sociedad peruana que, desde diferentes frentes, debemos encargarnos de dirigir a una sola meta: un nuevo acuerdo político que tome como prioridad los intereses del pueblo peruano.
A veces sería bueno mirar la receta que está dejando México con la 4ta transformación que inició AMLO, que tenía problemas sociales similares a los nuestros en cuanto a corrupción y control de los aparatos estatales. Es cuestión de buscar y elegir a los patriotas que estén dispuestos a aplicar dicha receta. Pero con una visión de futuro.